viernes, 28 de diciembre de 2007

Machu Picchu, segundo asalto

El destino era el mismo pero las circumstancias que rodeaban la segunda expedición a Machu Picchu era bien distintas a la primera vez. A la compañía de Grant y Adeline ( que ya "trekkearon" conmigo en Ausangate) se unen Felipe y Ana, pareja Suizo-Colombiana circundando el globo, en bici claro, que no pudieron resistir la la perita en dulce que les ofrecíamos. El plan era sencillo, caminar por cuatro días contorneando el nevado Salkantay, bajar desde las cumbres andinas ( 4.800 metros) hasta el nacimiento de la selva amazónica para llegar al Machu Picchu, colarnos en noche de luna "casi llena" y ver, en el amanecer del 22 de Diciembre, los fenómenos que ahí se observan por el solsticio de verano.




A por Machu Picchu, otra vez!!

Así dicho no suena mal, pero ahorramos algunos detalles, quizás el más importante el meteorológico, en plena época de lluvias la caminata prometía ser tan húmeda como acabó siéndola: lluvias noche y día, ropas y tiendas mojadas y, lo que más jode, unas nubes densas y perenes dispuestas a no desvelar las bellezas que nos rodeaban.



Pero la suerte se nos alió, un poquito nomás, cuando deambulábamos por los pies del Salkantay, ofreciéndonos una perqueña ración de su imponente mole de hielo, algo que nos negó al día siguiente cuando estábamos mucho más cerca, oiendo los desprendimientos de sus glaciares tan ahí mismo que parecía imposible que la fina caortina de nubes que nos duchaba fuera capaz de tapar a tamaño coloso andino.


Así de majestuoso es el Salkantay; lástima que sólo se dejó ver un ratito...

Para ir soltándonos en el arte de colarse "pels puestus" con nocturnidad y alevosía hicimoslos propio en unos bañes termales a la riba del río Santa Teresa, tras 7 horas de pateo fue un gran placer sumergirse en aguas a 40ºC con el paisaje nocturno salpicado de miles de luciérnagas que convertían los picos circundantes en autéticos árboles de navidad...




En la cima derecha se ven algunas construcciones de Machu Picchu. Visto desde Lucmabamba el lugar parece edificado sobre un rostro humano



Otro momento álgido fue llegar a Lucmabamba, unas pequeñas ruinas incas situadas justo enfrente de Machu Picchu ( aunque con un profundo valle como separación), a su misma altura y que todavía no han sido limpiadas de la invasión selvática, lo que permite ver sus muros cubiertos de vegetación y árboles creciendo anarquicamente dentro de las construcciones lo que le aire mágico al lugar y uno puede creer, por un instante, que está descubriendo algo e imaginar lo que sintieron los primeros visitantes post-inca a Mach Picchu.




Las ruinas de Lucmabamba conquistadas por la selva, aún no por el turismo



Dispuestos a conocer todos los detalles y puntos de vista posibles de la Ciudadela no obviamos el mirador de Putukusi que, a sólo una hora de Aguas Calientes ( pueblo-base de Machu Picchu) ofrece una visión frontal y más elevada de la ciuda arqueológica, permite darse una idea magnífica del entorno que rodea a tan mágico lugar y, en nuestro caso, nos ayudó a estudiar (a vista de pájaro) la mejor ruta para nuestra incursión nocturna.

Zona ceremonial vista desde Putukusi



Tras muchas lluvias las primeras sombras del 21 de Diciembre son iluminadas por la luna, llegó la hora de la conquista nocturna del Machu Picchu.
Desde Putukusi la ciudadela de Machu Picchu presenta la forma de un colibrí en vuelo


Para subir los 1800 peldaños no hicieron falta linternas, mucho más potente era la luz lunar que como buena cómplice nos acompañaba. Existe un pequeño camino olvidado que lleva directo a las ruinas, sin pasar por caja, que los cuidadore intentaron ocultar con troncos y hierbajos pero que nuestro previo escrutino nos permitió encontrar sin demasiada dificultad...Avanzar en medio de la maleza selvática sorteando barreras de troncos, bajo la luz de la luna, sintiendo ya la cercanía de uno de los lugares más especiales de la Tierra, sabiendo a ciencia cierta que se está haciendo algo"prohibido" y que en cualquier instante un supuesto vigilante puede dar al traste con la operación "Macvhu Picchu la nuit" pone la piel de gallina, agudiza al máixmo los sentidos, se bombea adrenalina por doquier y la emoción aflora a medida que se acerca el objetivo.Nos ayudamos a escalar un muro y ya estamos dentro...



La primera hora es increíble, la luz azulada baña las construcciones de este lugar tan místico, una procesión de nubes recorre el cielo haciendo unos juegos de sombras de película, los intrusos aún no las tienen todas consigo y el fantasma de los vigilantes planea entre nosotros; avanzamos pegaditos a los muros, pausa y miradas furtivas, a derecha e izquierda, en cada esquina. La tranquilidad es tan absoluta que sólo se oyen las música de los insectos pefectamente acompañadas de nuestros agitados latidos , nada más, el lugar es un remanso de paz que permite que nos vayamos relajando y nos adaptemos rápido a la situación: Machu Picchu es nuestro, sólo nuestro y hay que disfrutar esta situación única.




La silueta del Wayna Picchu y del único árbol de la ciudadela


Pronto dejamos de hablarnos y paseamos distraídos por los lugares más emblemáticos, es mucho lo que leí en las ultimas semanas sobre la Ciudadela y la conexión con el lugar es total. Sólo el corretear fugaz de algunas vizcachas hiela momentáneamente la sangre y acelera de nuevo el pulso pero también a ver sus rápidas siluetas en los lugares más insólitos se acostumbra uno.


Poco a poco las nubes se van agrupando y del fondo del valle sube una densa vrima, primero se cubre Wayna Piccghu y luego, despacito la ciudad desaparece para niestra vista...en cualquier otro lugar esto sería motivo de disgusto pero aquí la nieblina añade, si aún cabe, más misticismo al lugar.

Otra vista a pleno sol, esta vez desde Inti Punku

Descansamos un poquito pero se me hace imposible dormir, hay que aprovechar bien la noche...aún así tras un par de horas más de paseos y exploración sucumbo al cansancio, primero una cabezadita apoyado en la sagrada roca ceremonial que me regala un fnatástico sueño y luego, ya refugiado de la lluvia, a pierna y ronquido suelto, se confirma la sospecha de que no hay guarda alguno, si lo hubiera sin dudas habría acudido al oír los truenos que emitía, así me dijeron los "otros intrusos"...

Despierto clavadito en el instante en que las primeras luces empiecan a invadir el lugar, la lluvia amainó pero nubes y niebla son aún abundantes, adiós a la esperanza de contemplar los fenómenos que se habían de producir esa mañana, como cada amanecer de 22 de diciembre, solsticio de verano. Una excusa más para volver.

El sol asoma por entre las nubes en el valle del Vilcanota, Machu Picchu


Si la noche fue maravillosa no lo es menos la mañanita, sigue la tranquilitad y la solitud en el lugar, se respira ahora el aire puro del amanecer congujado con los aromas a hierba mojada. Tenemos que darnos prisa porque Machu Picchu abrirá oficialmente sus puertas en menos de 45´y es muy posible que algún trabajador del sitio esté ya merodeando por ahí...Tomamos las precauciones de siempre ( pegaditos a la pared, echar un ojo a cada esquina...) pero a cada peldaño que ascendemos en nuestra peregrinación hasta un buen escondite no podemos evitar perder unos segundos admirando la que fue "nuestra" ciudadela por una noche, cuando salgamos del escondite y nos mezclemos con los demás turistas ya no será lo mismo...





Machu Picchu ya bien iluminado, las brumas matutinas le dan un aire misterioso

Al final pasamos todo el día, acercando la oreja a las explicaciones de los guías, haciendo algunas excursioncillas, tirando muchas fotos o simplemente contemplando el panorama hasta que reapareció la lluvia por la tarde y nos envió para abajo, cansados de esperar a que saliera el sol y nos regalara un arco iris... En total pasamos 18 horas en Machu Picchu, enfundados en nuestros gorritos de Papa Noël, casi tan divertido como inolvidable.



Otra vista del conjunto



Por suerte a la vuelta teníamos ya en mente la celebración de la navidad porque si la primera vez se hicieron eternos los 30 km de caminata sobre las vías del tren, la segunda vez...

martes, 25 de diciembre de 2007

Feliz Navidad!!!


Entrañables fechas que sirven para que me acuerde aún más de todos los que estáis al otro lado del charco, os echo de menos!!!

Que paséis todos unas felices fiestas compartiendo con los vuestros, yo lo pasaré lo mejor que pueda, con el gorrito de Papa Noël, claro!

domingo, 16 de diciembre de 2007

Ausangate




Así de majestuoso es el Ausangate


La soberbia o, quizás mejor, la "pardillez", me habían llevado a pensar, en algún momento, en que conocía bien los entresijos de la cordillera de los Andes. No en vano he contemplado a la misma morir, o emerger, en el canal Beagle dónde dicen que acaba el mundo, dónde se besan las aguas del atlántico y del Pacífico, dónde las últimas estribaciones de la cordillera dejan deslizar sus hielos por las lenguas glaciares. Me maravillé con las imponentes agujas graníticas de las Torres del Paine y del Fitz Roy, la masiva silueta del monte Fátima, recorrí innumerables rincones del altiplano descubriendo tesoros en forma de lagunas, santuarios de vida allá dónde toda lógica negaría la posibilidad de ella, vastas pampas a más de 4.500 metros de altura gobernadas por un ingobernable viento, llanuras de sal directamente sacadas de la ciencia ficción dónde la mente queda tan alterada por lo increíble del lugar como la vista por lo cegador de su blanco, caminé por encima de los 6.000 metros pisando nieves perpétuas, milenarias, escalé volcanes perfectos que deparan sorpresas en sus cráteres, ví el sol teñir de rosado estas moles de roca y hielo en inolvidables amaneceres y de naranja en los mágicos atardeceres, sufrí tanto ascendiendo sus laderas como me emocioné con las vistas y sensaciones que ofrecen sus cimas y aún más disfrute sus interminables y salvajes descensos.




¨Chupando¨ cámara a unos milímetros del glaciar, mágico...


Tantas cosas pasé en la espina dorsal de esta América que visito que creía, deseaba, conocer todos sus secretos, pero no, claro que no, siempre faltan cosas, un compendio, una guinda al pastel.





Una panorámica de la cara oeste del Ausangate y valles adyacentes (clickar para augmentar)


Y se trata de una sóla montaña, circumvalada por valles de lo más diverso, un lugar isolado, salvaje, dónde por cada alma humana existen mil animales, dónde uno puede deleitarse con las crestas nevadas flotando sobre las calientes aguas que nos regalan las entrañas de la Tierra. Ausangate, un lugar realmente especial en esta tan impresionante Cordillera de los Andes.



El azul del cielo, el verde del pasto, el blanco de las nieves y el colorao de la tierra combinan a la perfección...


En poco más de tres días vamos a dar la vuelta a la montaña, algo más de 80 km., voy acompañado de Grant ( ciclista Australiano), de Vanessa ( Quebecoise reencontrada en Cusco y ya de vuelta en Canadá) y Adeline ( antropóloga-?- francesa). Para la ocasión contratamos a un simpático arriero, Saturnino ( rápidamente apodado Jean Pierre) quien nos acompañará junto a su caballo Ronnie ¨el sherpa¨( portador de todos los bártulos). Hay que sobrepasar tres pasos a más de cinco mil metros y otro más a 4800.


Lagunas, glaciares, picos de roca... la diversidad y belleza del lugar impresionan de veras



Poco os contaré acerca de los paisajes pues qué mejor que algunas de las cientos de fotos que saqué para que os hagáis una idea de la magnitud de los glaciares, de lo próximos que están para el simple mortal que por ahí pasea ( el ir sin mochila permite salirse siempre del camino para ascender a las crestas), y de la belleza del entorno del pico Ausangate y sus más de 6300 metros de altura.


La historieta de cómo evolucionó la relación con el arriero Saturnino si es digna de ser leída, creo, porque el asunto acabó en unos de las noches más bizarras del viaje, sin duda. La cuestión es que teníamos un libro de trekking ( en francés) y cuando se nos presentó el tal Saturnino, pues que a mi me sonaba, y contratado quedó. Nos empezó a vainar cuando no nos dejó otra opción que comprarle a él un plástico ( a precio de ¨oro¨) para que las mochilas no se nos mojaran ante la inevitable lluvia que nunca llegó, siguió puándonos al avisar a un lugareño de que íbamos a las aguas termales, lugareño que hizo las veces de cobrador del frac, sin tiquet claro.




Contento en el atardecer sobre el cerro de los tres picos


Pero el momento ¨caliente¨ del viaje llegaba con el pueblito de Upis, famoso entre los mochileros por los robos que en él suelen acontecer, especialmente de botas y material de montaña. A pesar de estar a 8 horas y tres collados del mismo, Saturnino, o Jean Pierre, tenía una confianza ciega en que llegaríamos allá: ¨ya veremos¨ decimos nosotros, ¨caminaremos sin prisa, nomás¨. El hombre empieza a ponerse nervioso y se queja de que estamos caminando mal, usea, lento. Por primera vez en tres días no nos espera en absoluto y va tirando millas por unas horas. Después de comer nos plantea qué, o dormimos allá y llegamos a Upis al día siguiente o vamos hacia el pueblo del tirings. Avanzo un poco junto a él y le informo de que no queremos dormir en Upis, que buscaremos un campamento en la pista.





Campamento nocturno, el glaciar de fondo y el telón de estrellas son de ensueño


Tras un rato de nuevo malhumor ( le cambiamos los planes) vuelve a sonreír, conoce un ¨buen¨ lugar para dormir. En la cima del último collado del día lo vemos charlar con unos jinetes que aparecieron de una lejana estancia y cuando estos se van le decimos que ahora sí, que queremos dormir en el pueblo. Su actitud cambia de forma increíble, agarra un cabreo de mil demonios, le teníamos que haber avisado antes, el caballo está muy cansado... Tenemos ya serias sospechas de ¨que algo se cuece¨ entre Jean Pierre y los habitantes del lugar y cuando montamos campamento no se soluciona nada.




El menda y la montaña


El tipejo está muy nervioso, está dando vueltas, mirando a las carenas como buscando a alguien, pasa toda la cena sin decir palabra y cuando cae la noche, tachán, dice que va a buscar un lugar para que el caballo coma, pilla su mochila y desaparece entre las brumas andinas.





La alargada sombra de las alpacas nocturnas


Ahí sí que no tragamos, tras unos minutos de discusión entre nosotros, acordamos salir de ahí por patas: no conocemos el camino, no hay luna y estamos muy cerca de un río y de cientos de humedales. Tras los que nos parece un buen rato de pateo llegamos a una esplanada dónde nuestras linternas iluminan cientos de ojos de alpacas, los perros guardianes se desgañitan ladrándonos y parece no haber ser humano que controle esa jauría animal. Error, ahí aparece Crispín, el ¨Sheriff¨ de Upis, el único habitante de la zona que no anda con sandalias y jersey de alpca sino con botas Gore Tex y Polar de marca. Sí, claro, el capo de los ladrones. Aunque la situación parece tan evidente que no pasa nada, dormimos en su casa, una sola pieza donde los 4 miembros de la família comparten cama y nosotros 4 compartimos suelo.


Los caminantes con la família del Sheriff, que se multiplicó en la mañana cuando los ánimos estaban ya relajaditos


En la bolsa de dormir yacen mis pocos fondos monetarios y mi preciada cámara, y a pesar de la inquietud caemos todos en los brazos de morfeo. A las 5 y media aparece Jean Pierre en la casa, pregunta qué pasó y sin pelos en la lengua le decimos un ¨no nos fíamos de tí, listillo¨, ya pasó el temor a que aparecieran cinco jinetes en la noche con pretensiones sobre nuestras propiedades, así que seguimos con Jean Pierre hasta el punto final del recorrido. Fue uno de los días más largos del viaje, caminamos por más de 8 horas, las tres horas que pasamos en el campamento fueron muy tensas así cómo el trayecto nocturno y la primera hora en casa del Sheriff, pero ya pasó todo, una historia más a contar.





El chorrito de agua a 40º grados inviata a un baño a las 6 de la mañana, con vistas de postal



Ya en Cusco, tras las birras de rigor, sale a la palestra de nuevo el libro de trekking, sí el que estaba francés, y la partida de caja es generalizada. En él habla de Saturnino, nuestro Jean Pierre, y de él dice bien clarito ( aunque en francés) que mejor no fiarse, que abandona a los turistas en mitad de la ruta, que intenta cobrar al principio para desaparecer y de que es un auténtico pirata. Coño, claro que me sonaba, con ese currículum.... algo habré de hacer para mejorar mi francés.
Una semana después no queda más que reírse, incluso regocijarse de tener otra buena anécdota de viaje y lo único de serio que queda de todo esto es lo impresionante que resultó este maravilloso trek del Ausangate, el mejorcito hasta el momento y el inicio de mi despedida de los Andes. Ahora los conozco un poquito más...


Y aquí está el tipejo... Mr. Saturnino o Jean Pierre, "el ratero"

domingo, 9 de diciembre de 2007

Un año en la ruta

A mi me parece mentira pero ya pasó un año desde que salí de casa, 365 días en américa, 10.000 km en bici, 8 países visitados, más de 700 km. de trekking, 214 noches durmiendo en la carpa, un millón de recuerdos, anécdotas, sonrisas y personas.

Pero el hombre no cambia; a pesar de pasar un año de constantes novedades, de que nada aquí es igual a lo que tenía en casa, de compartir culturas diferentes y de enfrentar ante mis ojos realidades distintas a cada valle sopasado, la visión que uno tiene del mundo no hace más que afirmarse a cada paso.

Tampoco cambían las sensaciones de estar frente a lugares mágicos, sean los glaciares de la Patagonia, los desiertos Atacameños, los picos de los Andes o los Salares Bolivianos, a esto sí que ningún ser humano puede acostumbrarse y, quiera o no, se me abre la boca una y otra vez y la imaginación vuela directamente hacia los recuerdos de los lugares visitados o hacia los anhelos del próximo destino.

Eso sí, muchas dudas que en el "chico de ciudad" bullían en la cabeza están definitivamente despejadas, subir montañas es más una tarea cotidiana que un reto, acampar en la salvaje naturaleza más un placer que una necesidad, afrontar travesías a pie más una ilusión de acumular nuevos paisajes que un problema logístico...

Y aunque las ganas de regresar rondan por la mente, la ilusión del viaje todavía me empuja hacia adelante, hay un montón de lugares, gentes y culturas que deseo conocer, quiero seguir disfrutando de más amaneceres, del espectáculo de la luna llena en escenarios mágicos y de todas las sorpresas que, de bien seguro, me esperan en la siguiente curva, las cosas no planeadas que hacen de el viaje algo nuevo a cada instante, que mantienen los sentidos alerta y el corazón alegre.

No puedo dejar de agradecer a todos los desconocidos que abrieron sus puertas a un peludo en bici, a las escuelas que me permitieron dormir en sus aulas y conocer a sus niños, a los que saciaron mi sed con su agua, a los que con simpatía y respeto me ayudaron a querer más su país o a los que me alegraron el día con una simple sonrisa fugaz. Porque viajando, viviendo, siempre necesitamos del calor humano, que aunque de forma electrónica también me llega desde casa, gracias por todo vuestro apoyo!

En fin, queda aún mucho viaje, un recorrido que me encanta compartir con vosotros: família, amigos y parece que un buen número de desconocidos, así ha sido durante todo este año y así seguirá mientras las piernas ( o algún otro medio de transporte, claro...) y la ilusión me sigan llevando hacia el norte.

lunes, 26 de noviembre de 2007

La Ciudad Perdida de los Incas

4 de la mañana suena el despertador, no es momento de quejarse o de remolear en la cama, la ciudad perdida de los Incas, el tan ansiado Machu Picchu me espera a sólo hora y media de caminata. Como un colegial con zapatos nuevos devoro los escalones que me llevan a la puerta de entrada en menos de una hora, empapado por la lluvia y el sudor. Demasiado pronto, el lugar aparece desierto aunque no pasan ni cinco minutos hasta que llegan los primeros autobuses, se abre la entrada y ante mi, por fin, aparece la imagen mil veces vista, un millón de ocasiones soñada y deseada, el Machu Picchu y guau, es más impresionante y bello de lo que nunca imaginé!


Aquí podéis apreciar el rostro del Inca, totalmente perfecto

A pesar de ser tan conocido a nivel mundial, de que está en la lista de las "7 maravillas del mundo mderno" ( y lo es, sin duda), de que recibe cerca de 300.000 visitas al año y de que está bajo estudio científico-arqueológico desde 1911, está ciudadela, estas ruinas, son todavía hoy, y serán para siempre, fuente de mitos y leyenda, pues la magnitud y calidad de la obra y lo alejado de los principales centros habitados incas hacen que las hipótesis sean infinitas.

Vizcachas ( conejo andino) en su casa, los últimos habitantes de Machu Picchu

La planificación urbana ( excepcionl en todos las construcciones inca) tiene enMachu Picchu su punto culminante. Mirando la típica foto podéis apreciar que los montes que guardan el sitio son el perfil de un rostro en posición horizontal, con el Wayna Picchu ( el pico más alto) formando la nariz y la ciudadela completando el rostro, impresionante. Al ser un templo dedicado en especial a la astrología el rostro está con la vista hacia el cosmos, y es del todo natural.
Pero es que los conjuntos habitacionales, vistos desde arriba, también representan figuras, siendo la más reconocible la de un cocodrilo ( no, no hay foto para ilustraros esto, tenéis que venir a verlo).

Parece claro que el lugar fue más un centro de ceremonias que una "ciudad" en si pues las pocas viviendas construídas dan idea de unos 200 habitantes, que debían ser sacerdotes y expertos agrícolas con sus trabajadores para cultivar las terrazas que rodean el lugar.

"El templo del Cóndor", con un poco de imaginación las dos enormes rocas de atrás son las alas...

Aparte de los famosos templos del Sol y del Intihuatana ( sobre los que hay mucha información en internet) me gustó el Templo del Cóndor; ya os comenté alguna vez la división andina del Cosmos en tres estadios, siendo el mundo de los dioses representado por el Cóndor andino ya que lo veían volar tan alto que le creían capaz de "hablar" con los dioses ( Apus). Pues bien en Machu Picchu se curraron un cóndor de piedra y se cree que usaban el lugar para atraer a los pájaros y darle mensajes a los dioses. Y no es que el Cóndor se viera atraído por su representación, más bien por la llama muerta que le dejaban encima...
Cuando el animal ha saciado su hambre carnívora se siente pesado y no puede volar, momento en que le cae el inca encima y le "comenta" los mensajes o peticiones que desea transmitir a los dioses... Al final el Cóndor es liberado y vuela alto, con el buche lleno y contento por su recuperada libertad y el Inca feliz y esperanzado al ver que el ave se acerca tanto a los dioses, seguro que sus rogativas serán escuchadas....
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Desde el Wayna Picchu se controlan los valles y... que vértigo!!

Aparte de mojarse y sacar fotos, se puede caminar bastante dentro del sitio arquelógico para apartarse un poco del bullicio y disfrutar tanto de las "piedras" como de la impresionante localización del lugar, porque si Machu Picchu es lo conocido que es, lo es más por lo bonito del entorno que por el valor arqueológico ( que al 80% de la gente que se acerca por aquí se la pela, pa que engañarnos. La visita "tipo" dura 3 horas, a mi me pasaron 12 horas volando). Y es que para un "altiplanero" como he sido yo en los últimos tiempos ( ejem, playas aparte...) es impresionante acercarse a la cuenca amazónica, a la vegetación selvática, a impresionantes paredes de roca que emergen de la jungla cubiertas de un verde intensísimo y ahí, en medio de este espectáculo natural esta maravilla que nos han legado los incas.

Destaca la subida al Wayna Picchu ( de nuevo decir que es el pico más alto que se observa detrás de la ciudadela) que desde abajo parece imposible, es una pared vertical! Aunque la lluvia y la densa neblina hacían presagiar una escalada en balde tube la inmensa fortuna de disfrutar desde su cima de los únicos 20 minutos despejados del día, ver la bruma abrirse lentamente y dejar al descubierto este lugar tan mágico es una sensación única.
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Se va abriendo la bruma y se deja ver la Ciudad Perdida de los Incas...

Y ahora el lado negativo, que siempre lo hay. Este lugar está sobre explotado económicamente, tanto Machu Picchu en sí como toda la región del Cusco, promocionada como la capital de los Incas pero esto es más bien Ruinalandia o como sablar a los turistas. Y si eso es malo, peor es que el 90% de los guiris que aquí nos encontramos se dejan astillar a cada paso que dan, ya sea al comprar una botella de agua, al pillar un taxi o lo que sea. Por una vez no me voy a "cagar" en todo esto y sólo os daré 4 datos para el que quiera venir aquí y no pasar por el aro de PeruRail ( que para mayor cachondeo es de capital chileno, país odiadísimo por los peruanos).

Y un poco más claro...

Oficialmente se llega a Aguas Calientes ( pie del Machu Picchu) sólo en tren ( a 90 dólares ida y vuelta, 100 km. por trayecto sin ningún lujo, el tren más caro del mundo?) o a pie por el Camino del Inca o Inca Trail, que para poder pisarlo hay que contratar con agencia un guía y pagar nosequé permisos, total que para hacer lacaminata hay que dejarse de 300 dólares ( sí por caminar). Como os decía el 90% o un poco más de los guiris hacen eso. Más indignante aún son los 12 dólares que cobran por subir de Aguas Calientes a Machu Picchu ( 8 km. ) en bus.

Alternativas? hay diferentes caminos a pie para llegar al lugar, uno de los que tiene más éxito es el de Choquequirao ( info de Pedaleando Libre) que lleva 9 días y atraviesa otras ruinas y baños termales y que es gratuita.

Subir y bajar en bus vale 12 €, a pie lleva una hora...

En las agencias de Cusco ofrecen multitud de variantes, a pie o hacer algún tramo en bici ( sólo las bajadas, claro) y volver en tren sólo hasta Ollantaytambo, que vienen a costar lo mismo que sólo el viaje en tren y son a todas luces más interesantes.

Mi ruta fue la siguiente:

Cusco- Ollantaytambo 4.5 soles en 3 horas de bus,

Ollantay- Santa María 20 soles, 5 horas también de bus

Santa María -Santa Teresa 10 soles, 2 horas de furgoneta ( compartiendo frago con otros 28 seres humanos, de escándalo!)

Santa Teresa - Hidroeléctrica, 1 sol 40 minutos de furgo

Hidroelectrica- Aguas Calientes 8km andando por las vías del tren ( 2 soles para peruanos, 8 dólares para los gringos, esto es discriminicación!!!)

Aguas Calientes Machu Picchu a pie ( 5 km, 50 minutos de subida, 25 de bajada)

Aguas Calientes - Chincha 30 km andando por la vía férrea, 8 horas

Chincha-Ollantay-Cusco cerca de 4 horas en frago y bus, 6 soles


En total 3 días de movida por unos 40 soles, cerca de 10 €, más los 120.5 soles de la entrada al recinto. El viajecito se hace pesado ( sobretodo la caminata final por las vías) pero es espectacular el paso por el Collado Málaga ( 4350 m.) y el descenso a Santa María (1400m.)


"Objeto de deseo..." esta vez no es la montaña la que me llama la atención, son las ganas de coger el tren tras caminar 30km. por las vías...

martes, 20 de noviembre de 2007

De vuelta a los Andes: del Colca a Cuzco

Toca irse ya del lago y adentrarse una vez más en la cordillera de los Andes, mi próximo objetivo es visitar el cañón del Colca, dicen el segundo más profundo del mundo ( el primero sería su vecino cañón del Cotohuasi) y "una de las maravillas naturales del Perú". Pues nada, si eso dicen, para ahí voy.


Flamencos en las lagunas altiplánicas

Me reencuentro con viejos paisajes ya conocidos, desérticos, sólo rocas y un pasto amarilento que sufre la increíble radiación solar por la mañana y las heladas de turno cada noche, un lugar inhóspito que al no ser reclamado por nadie se lo apropió el viento, que sopla con una fuerza por desgracia ya familiar para mi.

Ya no se me hace extraño transitar por collados cercanos a los cinco mil metros, en 6 días cruzo 5 pasos por encima de los 4500 en un constante subir y bajar; es curioso como cambia la percepción de las cosas, hace seis meses me parecía increíble subir el Abra del Acay y ahora al coronar pasos de la misma altura apenas me paro unos minutos para abrigarme, "construir" la apacheta correspondiente ( montoncito de piedras en la cumbre, en honor a la montaña) y contemplar el novedoso valle que se me abre en frente y pa bajo.

Circulando a 4.800 metros, y tan ancho...

En este tramo la gente es algo más amable pero a la que se conversa un poco uno se da cuenta que hay una verdadera obsesión por el dólar, por el dinero de los extranjeros. Mi matrona de hostal se medio escandaliza cuando le pido usar su cocina, "tu tienes dinero para ir a un restaurant" y cuando al fin accede no para de preguntar cúanto vale cada cosa, pero señora que esto es una olla de aluminio, no vale ná! No hay manera, soy, a ojos de todos, un super millonario de vacaciones, y ya me harté de desmentirlo. Aún así sigo con mi espartano presupuesto.

En cambio recorriendo el valle de Yauri todo son sonrisas y buenas palabras, toca hacer un poco de vida social y detenerse frente a cada casa a charlar un poquito, y quien se puede negar si desde la puerta te preguntan con una enorme sonrisa en la boca? Más fácil sería reunirse en la plaza del pueblo pero aquí la gente vive bastante dispersa, así que toca pararse cada 300 metros, qué cambio de un lugar a otro!
"Infiltrado" en un desfile escolar. Chivay- Cañon del Colca

Novedad en esta etapa del viaje es mi aprendizaje en matería meteorlógica. Ha llegado la época de lluvias al sur de Perú y parece que es obligada una tormenta al día, al ser tan grandes aquí los valles uno las ve venir de lejos y comienza el juego: viene para aquí o se va para allá? Siempre viene, claro; toca entonces decidir la estrategia, o seguir adelante esperando encontrar un refugio ( aunque casi no vive nadie por aquí hay un montón de cabañas de pastores en desuso en esta época) o volver atrás o quizás si me quedo quieto me mojo algo pero no me pilla la tormenta. Las opciones son varias y aúnque me mojé un poco cada día siempre pasé los peores momentos bajo techo ( un día compartido con una vaca que no se quería mojar).




Y es que poca broma con las tormentas andinas, en questión de minutos paso de estar en manga corta sudando la gota gorda cuesta arriba a ir tapado hasta las cejas buscando como loco un techo que me protega del granizo, porque a estas alturas no llueve mucho: o piedra o nieve.



Tras la nevada, salió el sol. Una magnífica mañana de bici...hasta la tormenta de mediodía

Y cuando tienes la tormenta encima es impresionante, rayos a mansalva y truenos que ensordecen durante más de un minuto, por suerte a lo largo de la pista había una linea de alta tensión, que siempre tiene más opciones de que caiga ahí el rayo, o eso creo vaya.

El Valle del río Colca, antes de que se "encañone"

El cañón de Colca, aparte de sus bellezas naturales, está salpicado de pequeños pueblos a cual más tranquilo y bonito, a destacar que todos ellos están siendo arreglados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, así que ya tenéis excusa para venir a ver esto, lo estamos financiando todos. Fue un placer visitar sus miradores, ver el majestuoso vuelo de los cóndors ( aunque no tan de cerca como suele ser habitual) y caminar por sus senderos aunque no bajé del todo al río, la subida de cerca de 4 horas me tiró para atrás aún así baje casi la mitad de los 3000 m. del cañón.

Aquí ya con una profundidad considerable...

Y saliendo del Colca y en mi camino a Cusco me dí un buen hartón de bici, desde La Paz le estoy metiendo caña, os lo digo. Mi última jornada ( la de hoy, vaya) ha significado récord kilométrico, 150 en 8 horas de pedaleo para llegar a Cusco, de la que ya os hablaré otro día.

Titikaka III: Islas Uros

Catedral de Puno, puerto hacia las islas Uros

No hay dos sin tres y por lo tanto todavía quedaba explicar algo acerca de este maravilloso lugar. Mis primeras pedaladas por Perú, octavo país de mi periplo americano, no fueron las más brillantes, travesando poblados semi-desérticos con sólo algunos niños que me gritaban "Gringo" ( guiri) o " Dame plata", incluso alguno tiró alguna piedra que por fortuna no llegó a destino... Además han sido innumerables los avisos de otros viajeros acerca del Perú: que cuidao que son muy ladrones, ojo con la bici, nunca dejes la tienda sola... Junta ambas cosas y tendrás a un ciclista descontento, con pocas ganas de saludar o charlar y dedicado plenamente a la bici.

También hay buenos chicos en Perú. Versión local de los "amo a Laura", grabando video clip...

En mi primera parada peruana, Juli, ya me cabreo: acostumbrado a que los niños me señalen por la calle ( mira mamá que barba) no consiento que sean los adultos los que se rían en mi cara y cambio algunas malas palabras. Me voy al hostal maldiciendo al Perú, para que os voy a engañar. Con los días veré que no todo es así y que por estos lares pasan mogollón de guiris en bus pero ninguno para en esos pueblos, así que los amadísimos y veneradísimos dólares pasan, sobre ruedas, delante de sus narices y ná de ná. Así que el pobre ciclista paga los platos rotos.

También tube sol, muchísimo sol en estas etapas, a pesar de la crema solar me he quemado totalmente y todavía hoy, una semana después, me siguen cayendo tiras de piel requemada, muy a saco como azota aquí Lorenzo.



Así es una isla flotante de Totora


Llegó la modernidad: cámaras digitales y paneles solares

Fuera rollos, la llegada a Puno, ciudad turística es mucho más tranquila, sonrisas, "amigo ven a mi hostal" y esas milongas, bueno para recuperar la esperanza en un país que me va a acoger ( les guste o no) durante un par de meses. El centro histórico de la ciudad es bien bonito aunque estoy aquí para conocer las islas Uros, un lugar curioso y verdaderamente único en el mundo. Son islas flotantes formadas a base de juncos de totora, una planta acuática que crece en el mismo lago.


Hambre no pasan los Uros, no

La historia de los Uros es curiosa, hartos de que las agresivas tribus vecinas ( los collas, los incas) los ostigaran decidieron comenzar una vida flotante, cortando la totora por las raíces, las van atando hasta formar grandes plataformas que recubren con más totora troceada, encima construyen sus casitas ( también de totora, claro) y se comunican con sus barcos de totora. El sistema es práctico a más no poder, aparte de escapar de las agresiones foráneas si te enfadas con el vecino ( cada isla alberga de 10 a 15 famílias) sólo hay que cortar unas cuerdas ( que sí, que son de fibra de totora), que la totora que hace de suelo se va pudriendo con el agua? pues nada, le echas un poco de tierra y ya tienes huerto.

El modo de transporte parece más cansado que la bici

En realidad, hoy en día esto es más un circo para turistas que una forma de vida aunque siguen viviendo en las más de trenta islas cerca de 3.000 personas aunque ya se perdió la "pureza" del pueblo Uro pues desde hace medio siglo hay matrimonios Uros-Aymaras y estos se dedican mayoritariamente a elaborar artesanías de totora para las hordas de turistas que visitamos las islas cada día. Pero vaya, sigue siendo un espectáculo ver a los locales remar para acudir a una reunión comunal o ver como "pescan" la pelota cada vez que esta va al agua, fútbol sobre totora.


En fin un paseo interesante y buen broche final para mi visita al lago titikaka, otro de los lugares que pasa a engrosar mi lista de favoritos. Me toca ahora afrontar, de nuevo, las cuestas de los andes y las duras condiciones del alto-altiplano.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Titikaka II: Isla del Sol

Lo mejor de cualquier mar o lago suele estar en las islas, paraísos aislados donde la vida fluye, flota, a un ritmo diferente y donde serenidad y belleza suelen darse de la mano.

Aunque las orillas del Titikaka hacían difícil pensar en una culminación superior, la realidad de la Isla del Sol me impresionó mucho, y para bien, claro!
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"Jardín del Inca"

La hora y media de dulce paseo en bote es divina, el sol luce con fuerza ( lo sagrado del lago parece que también afecta a las nubes, que ni se atreven a sobrevolarlo), una brisa lacustre refresca el rostro, el agua luce su mejor color turquesa y se van dejando atrás diferentes islotes y penínsulas, a cual más bella.

Pongo pie a tierra y toca subir "la escalera del Inca" para ir ganando altura, a diferencia de los casi cincuenta otros "guiris" yo no voy a buscar hostal sinó que, mochila al hombro, empiezo a recorrer la isla sin prisas, ya buscaré y encontraré un buen lugar para montar campamento.

La decisión es acertada pues en mi paseo no reencuentro turista alguno, sólo amables locales que saludan y preguntan con amplías sonrisas y muchos niños que creen que llevo a la espalda el banco nacional de Bolivia ( regálame platita) o una colección de lápices o una pastelería ( dulces regalame, chocolate). Aún así son bien simpáticos y algunos charlan un poquito antes de seguir camino a casa.

No puedo dejar de envidiarlos cuando descubro la situación de la escuela: a sólo trenta metros de las orillas del Titi, sobre una bellísima playa. Aunque el agua está bien fría los mayores van directos del aula a remojarse, vestidos y todo. El lugar es muy muy lindo.



A la salida del cole, directos al agua bien fresquita ( 10ºC)

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Siguiendo mi progresión hacia el norte de la isla reencuentro el bello poblado de Cha´llapampa, voy caminando despacio, deteniéndome en todos y cada uno de los miradores, impregnándome de los aromas de eucaliptus, mimosa...sólo echo a faltar el olor a salitre, que evidentemente el lago no desprende, pero que mis sentidos demandan ante unas escenas tan mediterráneas.


El lago, la villa de Cha´llapampa y la Cordillera Real de fondo


A medida que me acerco a destino, las vistas son cada vez más increíbles, la cordillera real aparece imponente, con el pico Illampu domiando la escena. Los senderos incas empedrados van ganando altura sobre la orilla y los planos isla, agua, montañas se superponen para crear un escenario idílico.

El norte acoge las ruinas incas, el porqué de lo sagrado del lugar. Y es que cuenta la leyenda inca que fué aquí, en la piedra del puma ( Titi= piedra, Kaka=puma) donde nació el sol y donde el Dios Viracocha creó al primer Inca, Manco Capac y su hermana y consorte, Mama Ocllo con el mandato de fundar el imperio uniendo las culturas indígenas en nombre de la paz y la civilización. La roca en questión no es demasiado especial y hay que echar mucha imaginación para reconocer el rostro de Viracocha o la silueta de un puma, pero lo mágico del lugar hace que valga la pena haber llegado aquí.

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El Templo del Sol, lugar de sacrificios


Más interesante es pasearse por las ruinas del "Templo del Sol", una especie de altar o mesa de sacrifcios, directamente enfrentada a la roca sagrada y desde la que se puede contemplar el sol " emergiendo" de la roca sagrada y por las ruinas de Chinkana o Laberinto, un palacio con más de 15 habitaciones bizarramente ordenadas y que parece ser acogía a las vírgenes que iban a ser sacrificadas en las ceremonias al Dios Sol...

Palacio de Chinkana


La caminata que normalmente dura entre 3 y 4 horas me ha llevado casi todo el día, así que va siendo hora de buscar campamento. Aunque tienta quedarse en la zona de las ruinas y así ver salir el Sol por la roca sagrada prefiero buscar una colina que me de perspectiva de 360º, quiero ver la cordillera teñida por los colores del ocaso. La red viaria inca de la isla es increíble y en mi regreso hacia el sud sigo un camino muy bien cuidado que va cresteando las lomas de los montes.

Aunque ventoso ( muy ventoso), escogo un montículo con increíbles vistas, esta será mi casa en la Isla del Sol.

Campamento instalado con vistas de leyenda

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Montado el campamento es hora de sacar la cervezita que me acompañó todo el día, acomodarse en la esterilla y disfrutar del espectáculo. El Sol nació en el Titikaka y parece que, al despedirse cada tarde, regale su mayor belleza a los que flotamos en su lecho natal.


Sin duda alguna la mejor puesta de sol del viaje. Mágico!