martes, 17 de abril de 2007

uru...GUAY!


No era questión de crear el blog para que vosotros, lectores, sentiérais envidia de un tipo que, cargado como las mulas, avanza cansino por duras subidas, azotado por el viento y la lluvia y con un conocimiento en materia de mecánica y cámping cercano a la nulidad.
Por eso mi silencio en estas últimas semanas, que más que insulsas en historias, fueron un remanso de paz y tranquilidad en las cálidas playas uruguayas, días en que el sudor no brotaba por los esfuerzos, el hambre no azotaba mi estómago e incluso la lluvia era más un refresco que una molestia.
No quería que mi imagen de esforzado de la ruta, dispuesto a devorar kilómetros en terrribles carreteras bacheadas, cambiara a la de simple turista en semana santa, de los que pasean por una moderna capital en taxi con guía de lujo que, además, prepara una recepción familiar con asado incluído. Tan desdichado el cuentacuentos como bienaventurado el ciclista, la família González y muy especialmente su enviada especial a Platja d´Aro Rocío y su hermana ( y anfitriona) Valeria me acogieron con gran cariño. Así es bien fácil conocer una ciudad rica en historias como Montevideo, saber algo más acerca de el Bar Hispano, uno de sus símbolos cotidianos, y en general pasarlo bien. Muchas gracias!
De lo otro de Uruguay, qué explicaros; carreteras que se convierten en pistas de aterrrizaje, playas con dunas que compiten con el Sáhara en espectacularidad, pueblitos "chic" donde el precio de las casas de diseño es inversamente proporcional al gusto de sus arquitectos y trozitos de litoral dispuestos a no perder su encanto a ningún precio, con faro y playa vírgen incluídas, gente amabílisima un tanto obsesionada con el mate, monstruos venidos de argentina en forma de cemento fashion en Punta del Este, festivales de Jazz en família y para poner la nota dramática de viajero intrépido incluso un día de fiebre!!!
Ahora en Buenos Aires, también con guía de lujo, esta vez en la distancia. Con las indicaciones que me dió Lucio recorro y recorreré esta enorme ciudad que me enseñó ya su lado crudo ( robo de la cartera mi primer día, quedarme a un paso de las gradas de la Bombonera en el clásico Boca-River el domingo por las mafías del fútbol) y también algunos de sus incontables encantos.