martes, 29 de mayo de 2007

El Abra del Acay

gm















El reto parece tan exagerado para mi que ni me lo pienso al aceptarlo. Unos franceses se dirigen a un paso de montaña, el Abra del Acay, que con sus 4.895 metros oficiales ( modernas mediciones lo sitúan a 5.015m., pero es muy costoso cambiar mapas...) es el mayor paso en Argentina y uno de los más altos de los Andes, y por ende, del mundo. Así que formamos expedición internacional, Vanessa mi Quebecouais favorita, dos franceses y català.
Como se puede esperar de un gironí que pasó su juventud en la playita, nunca tuve contacto con la altura, mi mayor experiencia fue ascender con una pandilla de tipejos los 2.900 del Bastiments en unas circumstancias que se asemejan más a una farra de fin de semana que a una expedición de alta montaña ( esos cubatazos al solano!). Bueno, para eso vine acá, para hacer un poco de ejercicio, no?

Van a ser 75 km de subida y casi 3.000 metros de desnivel, el punto de salida es Cachi, un inmaculado pueblito encalado en plenos valles Calchaquis a algo más de 2.000 metros de altitud. El primer día salimos tarde y tras darle duro al pedaleo paramos en una escuela a 2.600 m, pedimos techo y pasamos la tarde y la mañana siguiente jugando con los chicos. Una de sus principales distracciones es comprobar, uno a uno, que mi barba es auténtica; que eso duele! Tras los juegos y el desayuno toca seguir camino, la pendiente no es muy dura pero por el valle corren multitud de arroyos que atraviesan la ruta; a primera hora están congelados y para no darse un buen costelazo hay que andar con mucha precaución.
3.015 m. Pincho la rueda trasera al entrar a La Poma, un pueblo barrido por el viento, no hay un alma en sus calles lo que no impide que engullamos una milanesa de impresión. Parece un pueblo fantasma y es que como reza un cartel a su entrada:

" A ESTE PUEBLO NO SE LLEGA
SI NO SE QUIERE LLEGAR
NO QUEDA PUES DE PASO
HAY QUE SABERLO ENCONTRAR

PERO EL QUE PISA SU SUELO
Y MIRA SU CIELO AZUL
DA LAS GRACIAS AL CAMINO
QUE A LA POMA LO LLEVÓ"


Tras la comilona, estamos con ganas de tirar pa´lante pero al furioso viento no le gusta la idea, vamos avanzando de a poquito hasta que una casa abandonada en el camino aparece como refugio ideal. No contamos pero con la visita, cuando ya estamos instaladísimos, del pastor dueño de la choza; está en cólera por nuestra vil okupación aunque la fábula del ciclista que murió de frío le enternece suficientemente para despedirse con una sonrisa. Estamos a escasos 3.195 m. y la preocupación radica en que avanzamos horizontalmente pero poco en lo vertical, lo que deja siempre para más adelante las duras pendientes. Veremos.

El frío es muy intenso por la mañana, nadie quiere dejar de chupar mate pero hay que salir al exterior. Está todo helado pero el panorama es hermoso. Avanzamos ahora por un valle cada vez más estrecho y de la subida final no hay más pista que unas gigantes montañas allá a la lejanía, vamos subiendo y bajando casi sin ganar altura.

Los riachuelos que cruzábamos ayer perdieron el "chuelos" hoy, toca sacarse los zapatos y calcetines y empujar la bici con los pies en remojo. Creo que el agua de deshielo favorece la circulación, en algo positivo hay que pensar!. La operación se repite hasta cuatro veces, es exhasperante, tras una dura cuesta y una cerrada curva ZAS! aparece de nuevo el río, a repetir operación cruze, en esas me lastimo el pie con unas rocas. El tránsito se hace muy muy lento por las piedras, el hielo, el agua... Aún así vamos tirando, que vamos a hacer.


3.800 m., unas llamas se cruzan en el camino, es la primera vez que tengo la oportunidad de verlas y claro, es momento de parar a sacarles unas fotos y aprovechando que hay unas chabolas en ruinas, que no ofrecen más que un poco de protección contra el viento, montamos de nuevo campamento. En realidad, mirando al cielo, se divisa sobre el monte un zig zag imposible que al parecer nos llevará a la cima, y ahora no hay muchas ganas. Mientras montamos las carpas aparece una señora, sus arrugas y el curtimiento de su piel indefinen totalmente su edad, entre los cuarenta y los cien, vive un poco más arriba sola con su hija dedicadas a cuidar de las llamas y a vender artesanía. Aunque seguro que es una vida dura no para de sonreir. Anochece pronto y la temperatura bajó de los zero grados hace ya un buen rato, hora de zambullirse en el saco y esperar a que el sol nos vuelva a calentar al día siguiente.
Iluso, a la hora del desayuno el termómetro marca -8º C, embutidos en camisetas, jerseys y chaquetas, empezamos el "ataque a la cima", según nuestros cálculos quedan unos 12 km y casi 1.100 metros de desnivel, una cuesta a lo bestia.

El Abra del Acay II


4.000 m. llegamos a la casa de la mujer que nos visitó ayer, son cuatro paredes de adobe aderezadas con chapa de barriles que Dios sabe cómo llegaron acá, hay un montón de cabras por aquí y por allá y no hay ni rastro de las llamas, como no lo habrá pronto del queso de cabra que compramos.

Es difícil hacerse a la idea de que estamos a tamaña altura y más complicado ser consciente que pasaré todo el verano colgado a más de 3.500 m , cosas de ser un turista en el altiplano.

4.200 m. ahora ya toca sufrir la altura, un ligero dolor de cabeza se va agudizando a medida que avanzo, lo que aquí llaman caracol es una sucesión de curvas de 180º, por fin ganamos altura a lo bestia!

4.600 m. , no sé cuanto tardé en recorrer estos escasos 4 km, mucho más de una hora, claro. La cosa es ya seria, dolor de tarro, camino en pésimo estado y muy empinado. Traduce esto en empujar la bici en muchos tramos, parar cada dos por tres: cabeza hundida en el manillar y brazos abiertos con los pulmones chillando en demanda de un oxígeno notoriamente escaso. Evidentemente nuestro lento ritmo no impide que el día avance y en pleno cansancio uno piensa que hoy no haremos cima, y dormir a esta altura es jodidillo por el frío y el apunamiento ( mal de altura).

Ahora no sé a que altura circulo y la verdad no me importa, hace ya un rato que veo el zig zag que nos llevará a coronar pero a pesar de que me esfuerzo la meta no parece acercarse, transito por pendientes superiores al 10 %, con 40 kg. de carga, en una pista plagada de arena y grava. La moral acusa un poco tanta dureza ( que no me aguanto y casi no quedan ganas de subir, vaya).

4.850 m., quedan aún casi 500 metros para la cumbre pero el olfato ciclista ya la huele, a diferencia de las dos últimas horas soy capaz de pedalear cinco minutos seguidos, del dolor de cabeza ni quiero acordarme y en la última recta sólo me falta sprintar.

4.895 m. La alegría es inmensa, el paisaje apabullante, después de tres día poder ver lo que hay detrás de esa pared de roca que tanto esfuerzo costó rebasar es muy gratificante. Eso sí el viento es de auténtico huracán, hay tiempo justo de hacerse la fotito de rigor, disfrutar siquiera un minuto de la cumbre, abrigarse y pa bajo. Comentamos que no había en ese momento nadie en europa a mayor altura que nosotros, el puerto es más alto que el Mont Blanc!

Son casi las 17:30 y en una hora se hace de noche.Toca bajar, viene lo bueno! Ja ja, de nuevo me tildo de iluso. No he negociado la primera curva y vuelvo a pinchar, es tarde y hace frío así que los demás continúan cuesta abajo para montar campamento y se queda a mi lado Yves. Con las manos heladas se hace complicado y lento el cambio del pneumático, reparación lista y de nuevo para abajo, no es questión de ir muy aprisa pues los acantilados son de impresión pero no sabemos hasta dónde hay que bajar. Aún y tomar precauciones vuelvo a pinchar, ahora sí que me rio pues acabé los repuestos y no es momento ni lugar para ponerse a parchear. Toca bajar andando.

Unos cálculos rápidos: avanzamos a 5 km/h, los otros sólo empujados por la gravedad deben hacerlo a 25 km/h como mínimo ( por suerte la pista es un asco y no permite altas velocidades), si bajan por media hora a mi me tocan 2 y media. Estoy cabreado y cansado y lógicamente el dolor de tarro se me agrava por la pelotera que llevo encima. Por delante de is ojos pasan, aparte de un sinfin de curvas, un precioso atardecer, una oscuridad envolvente y una explosión de estrellas, aunque estoy medio muerto no está tan mal en el fondo.

Rezo por ver mi carpa montada tras cada curva pero de momento no hay suerte, no puedo quejarme pues sólo necesito hora y quarto de caminata para alcanzar el objetivo, los -6ºc me parecen calentitos, los restos de comida un auténtico manjar y la paliza del día una plácida excursión. Duermo a 4.400m como un bebé, lo que uno quiere a uno le cuesta, yo hacía mucho mucho que soñaba cruzar los andes y me estrené a lo grande!

martes, 15 de mayo de 2007

School´s in

La experiencia de un viaje no puede, o no debería, limitarse a pasarlo bien, recorrer o turistear como dicen en Chile, tomarse unas birras con algunos nuevos amigos y hartarse a sacar fotos.
Transmitir lo que uno ve, lo que uno siente, lo que se aprende de la gente local, lo que la ruta enseña es, o debería ser, una obligación para el viajero. Por eso, en parte, creé el blog y por eso no pude desperdiciar la ocasión que se me presentó cierto día, al pasar por un pequeñísimo pueblo llamado, mira por donde, Puerto Alegre.
Transitaba cerca del anochecer cuando en el horizonte del desierto divisé un determinado número de árboles, señal inequívoca de habitantes y civilización, y entre ellos una antena de radio, símbolo del progreso y que indica que hay más de dos o tres casas.
Por esas casualidades de la vida llego a la plaza ( dá la casualidad que sólo hay una calle y sí, en ella la plaza) y me dispongo a acampar en ella. De la casa de enfrente sale una señora qué, muy amablemente, me invita a pasar. Es Susana y es la directora de la escuela local, está muy atareada pero me acomoda en la clase, que será mi habitación esta noche, y me recuerda que a las nueve del día siguiente entran los chicos y la cosa ha de estar arregladita.
No creo que nunca haya estado tantas horas en una clase quietecito y callado ( y no porque antes no durmiera en las clases de mates) la questión es que amanecí al día siguiente convertido en el ciclo-profesor!!!


Dando una clase magistral a pleno sol

Ya que estaba no iba a desaprovechar la ocasión de charlar con los 8 niños, entre 7 y 12 años de edad, que van cada día a clase y a los que entretuve un ratito con diferentes batallitas ciclísticas.
No se pueden quejar porque Susana es un trozo de pan y les deja estudiar y hacer los deberes al solecito, a mi nunca me pasó eso! Los chicos empiezan cada día la clase alzando la bandera argentina y recitando una especie de poema a la patria, a quien se le ocurre meterle a la cabeza a un changuito de 7 años algo como: "y con mi vida la protegeré de quien la ofenda" o algo así, tantas muertes por una estúpida banderita ( sea la que sea) y todavía se educa así. Menos politiqueo y más clase, diréis; y algo de razón tenéis.
En primer lugar les hablé un poquito de España, ellos viven en el desierto y tienen a toque de piedra el monte Famantina, de 6.250 metros de altura así que quedaron más que contentos al saber que por mi tierra el pico más alto apenas supera la mitad de altura del suyo. Lo que ya les dió más envidia fue el tema playita, aunque lo que intentaba era resaltar los puntos fuertes de su pueblo ( paisajes naturales, cultura indígena, respeto a los mayores y a la tierra) y que no vean Europa o el mundo Occidental como un paraíso consumista donde todo el mundo tiene de todo y la vida es sencilla y perfecta. Creo que les quedó claro que si un barbas se pasea por allá en bicicleta es porque su país es re-lindo!
Después les hablé un poquito de la propia Argentina, en especial de la Patagonia, no podían imaginar que en su propio país tuvieran esos paisajes tan espectaculares, entre todos decidieron que el hielo de los glaciares era lo más bonito, y qué razón tienen.
Hablamos un poquito de animales y ellos están bien familiarizados con los domésticos ( vaca, burros, caballo...) pero también conocen un montón de serpientes, los cóndores e incluso alguna chica había visto de cerca un puma! En esas era yo el que estaba con la boca abierta!
Tras la foto de família de rigor, con la mascota del cole incluída, cada uno de los niños se mostró entusiasmado cuando les propuse una foto con mi bici, casco incluído. Creo que disfrutaron tanto como yo!


Con mi alumna favorita, Cani, sentada sobre mi bici favorita. Y no es un cielo??



Con la clase al completo, con profesora y mascota incluída

Y un poquito para obligarme a repetir la experiencia y un mucho por los niños les pregunté si les gustaría, en el futuro, recibir una carta de otros niños de otro país y así iniciar una especie de intercambio cultural. Se mostraron dispuestos y la profe aseguró que responderían, así cuando esté por Bolivia facilitaré la dirección de la escuela de Puerto Alegre a ver si de ahí sale alguna amistad o, como mínimo, se estrechan un poco los lazos entre ellos. Son unos niños tan educados y curiosos que a veces a uno le da pena que no tengan las oportunidades que nosotros tuvimos y otras tantas me alegro de que no anden todo el día con el móbil, hablando de los Power Rangers e imitando al Shin Shan. Qué difícil es encontrar el equilibrio!
La parte menos buena de la historia es que fuí un poco emocionado a un diario local ( La Nueva Rioja) a explicarles un poco del viaje y de la visita a la escuela y eso y prometieron publicar una pequeña nota, que no tiene ninguna importancia para mi, y una foto de los niños con la bici, algo que sí la tiene por la ilusióin que les haría.
Bien, el periodista se llenó la boca de buenas palabras y nunca cumplió, es más importante la separación de Carlos Menem que llena las páginas de sociedad.

Por ahí si alguien quiere escribir una postal a los niños o si conoce alguna clase a la que le gustaría hacerlo, seré encantando el medium para el contacto; pedirme la dirección si queréis!!!

Cumple en la 40


( la primera foto es de otro día, también la 40)


Son las 4 de la madrugada y un fuerte viento azota la tienda; me despierto y debo salir "al baño", maldita bufeta! Es ya oficialmente mi cumpleaños aunque ni me acuerdo en ese momento, el espectáculo celestial es de tal magnitud que impide pensar o recordar algo. Imagino que la mayoría sóis ajenos a estas questiones ( como lo era yo por esos lares), pero ahora estamos en luna nueva, o sea no hay luna y estando en zona semi-desértica 100% despejada de nubes hace que la visión sea colosal; lástima no poder compartir estos cielos de leyenda con ustedes, la constelación del sur es distinta a la que pueden contemplar por allá.
Amanece y ahora sí, recuerdo que es mi cumpleaños y me auto felicito, he acampado en una suerte de oasis, que sirvió de abrevadero toda la noche a diferentes vacas, burros y caballos, una noche entretenida, sí.
Estoy al pie de la Ruta 40, la más larga del mundo y que recorre la espina dorsal de Argenitna de norte a sud, carretera mítica donde las haya y que ya había transitado en mi periplo patagónico y que llevo siguiendo de nuevo desde hace una semana. El tramo en que me encuentro es infernal, una sucesión inacabable de hoyos, rocas ( no piedras, rocas), cruzes de río ( sin puente, claro) que me hace avanzar a una velocidad penosa. Ayer en 5 horas recorrí 48 km. y uno no sabe, porque nadie sabe exactamente, cuando reencontraré el asfalto.
Salgo a la ruta con una sonrisa y dispuesto a seguir mordiendo polvo, aunque contra todo pronóstico la pista está peor que el tramo de ayer. Fuera sonrisa. La sensación es algo fustrante, tengo fueza para ir mucho más rápido pero se ha de preservar la mecánica; mi trasero, que no había dado señales de vida en los últimos 6.000 km, se empieza a cansar de tanto botecito. Segunda hora de esfuerzo y unos ridículos 11 km. recorridos, si no fuera cargado como una mula avanzaría más deprisa a pie. Por si fuera poco el viento es incesante y, evidentemente, de frente.
La idea de parar un auto y pedirle auxilio ronda por la cabeza, quiero llegar a alguna población para poder llamar a la família, leer las felicitaciones de los amigos y comerme un buen bistec, claro está. No sería justo para mi viaje que me rindiera ahora, aunque a decir verdad tampoco pasa nadie por ahí, dos autos en toda la mañana, o sea que toca seguir pedaleando.
Tres horas ya y parece que al acabar la subidita voy a cambiar de valle, así, de golpe, aparece el asfalto. Grito de alegría, he tardado 8 horas en recorrer 70 km. y ahora con el asfalto todo será más rápido, un cartel indica que la ciudad de Santa María está a 62 km., son cerca de las dos y media y todo indica que llegaré sin problemas.
Dos horas y pico más tarde no he avanzado más de 30 km., al cambiar de valle el viento se hizo más fuerte, son cerca de las cinco y restan unos 35 km, al ritmo que voy son otras dos horas y se hace de noche a las seis y media. Cumpleaños en la ruta segurísimo. Además no tengo mucha agua y según el cartelito queda un buen trecho hasta la próxima aldea. No pierdo la esperanza pues la ruta es siempre impredecible y siempre hay que estar preparado, para lo bueno o para lo malo.
Viene lo malo, una empinada subida se me presenta enfrente, despacito, empiezo a estar cansado y con la moral cada vez más por los suelos; última curva en ascenso, la cima de la loma y llega la buena notícia: ante mis ojos se abre un nuevo valle, diviso no sólo la ciudad de destino sino una serie de pueblitos copados de árboles, o sea sin viento, y la tendencia de la ruta es bajada. Son las cinco y cuarto, 32 km por delante.
Llevo casi seis horas pedaleando pero de no se sabe donde sale un saco de fuerzas que parece sin fondo, un sonriente niño llena mi botella en el primer pueblito, un caramelito de premio y a pedalear. Voy a mil por hora, en los villorios adelanto bicis, motos e incluso coches, los bachecitos los sobrevuelo sin pensar en mi pobre bici, en realidad no pienso en nada que no sea llegar. Y llego, claro que sí, han sido exactamente 6 horas y 45 minutos de esfuerzo y me siento más feliz que cansado.
En el cámping voy directo a la ducha, me miro al espejo para ver cómo sienta tener ya 28 tacos ( sí, sí, 28!!!) y me llevo un susto de impresión: nunca había envejecido tanto en unos días!!! Mi rostro está cubierto por una espesa capa de polvo y mi ya enorme barba parece la de papa noel, el fuerte sol me ha puesto más que moreno, indígena, cómo es posible que con esta pinta me salude con una sonrisa todo el mundo????
Tras la ducha estoy "más normal" y contento, mucho más cuando hablo con la família ( esperando que te pongas bien, Jose Mari) y muchísimo más cuando leo la cantidad de felicitaciones que llegaron al mail; muchas gracias a todos, así es facilísimo pasar un cumple lejos de todos, un cumple de los duros con final feliz, un cumple que no creo que olvide fácilmente, un cumple en la Ruta 40.

lunes, 7 de mayo de 2007

Norte Argentino

Aquí van algunas fotos del norte argentino, Parques Nacionales Las Quijadas e Ischigualasto, carreteras serpenteantes, amaneceres de acampada y paisajes desiertos.












viernes, 4 de mayo de 2007

De San Juan hacia La Rioja ( Argentina!)


Sólo hace una semana que dejé la gran ciudad pero un buen número de cosas han ocurrido y un montón de paisajes se han paseado frente mis ojos. Ah bueno, y pedaleé más de 500 km., que también hago los deberes!

Mi incursión al norte argentino me ha brindado la oportunidad de ver otra cara del país, lejos de la turística y desolada Patagonia o de la bulliciosa capital. Por aquí hay una diferencia brutal entre el mundo rural y el urbano, apenas separados por unos centenares de metros; unos viven en el siglo XXI, para bien o para mal, los otros parecen anclados en el pasado viviendo en casas de adobe , con las gallinas correteando por el patio y con la juventud lejos , muy lejos; se fueron a buscar el progeso y la plata y en el empeño abandonaron tierra y familia.
El clima es extremadamente seco (aunque yo traje un día de lluvia) y este conjunto me recuerda mucho a Marruecos, aunque sin niños. Lo que se conoce como desierto de San Juan lo recorrí en tres agotadoras jornadas , yo sudando como un cerdo y buscando agua como Barney unas Duff, los norteños con jersey y maldiciendo los "helados" 30º, lo que hay que ver.
Por aquí, hace ya unos añitos, una tal Sra. Correa andaba por estos desiertos con su hijo en brazos, con tan mala pata que se olvidó el agua y claro, la pobre murió de sed pero no así su hijo que sobrevivió tomando el pecho. Ese fue el primer milagro de la difunta Correa. Hoy en día se levanta en el lugar de su fallcimiento un verdadero mausoleo, ríete de Lourdes, donde los fieles depositan, como no, cientos de miles de botellas de agua ( un poco tarde...). El trajín es increíble con peregrinos venidos de todo el país, miles de personas devotas de la difunta presentando sus respetos y claro está, algún turista sobre ruedas flipando ante tal despliege ( y aprovechando para llenar la carmañola, que ahí el agua sobra).
Y si son devotos de la milagrosa difunt no lo son menos en lo estrictamente religioso: en algún pueblo dan la misa por potentes altavoces y pregarias a todas horas a un volumen divino, para que las sufridos feligreses puedan atender sus obligaciones religiosas mientras están en más mundanas tareas.
En otro orden de cosas, la foto es del Parque Nacional de las Quijadas, un alucinante conjunto de formaciones geológicas rojizas y cactus por doquier, lo que ya no quedan son los dinosauros que al parecer solían darse unos garbeos por la zona. Una pena, llegué tarde; no así para contemplar la magnífica puesta de sol y el impresionante cielo nocurno, no en vano es más fácil encontrar a Bin Laden tomando mate por la zona ( será por mi barba?) que divisar una nube en el impoluto cielo norteño.
Dispuesto a visitar el Valle de la Luna precisamente en luna llena, me despido.

jueves, 3 de mayo de 2007

Buenos Aires

Pasar diez días en una metrópoli como Buenos Aires ( 15 millones de habitantes) en un viaje de las características del mío es, como mínimo, desconcertante.
Adiós a la placentera rutina bicicleta - acampada, bienvenido al caos circulatorio, a la suciedad por todas partes, al reino de los Mc Douwels, a las esquinas llenas de vagabundos, al calor sofocante del metro, a las largas colas para agarrar el bus ( no lo cogáis, por favor!), las distancias insalvables y esos aires que, califícalos como quieras, no son para nada buenos. Añádele a esto una cojera galopante que me impidió recorrer sus calles los primeros días y un buen puñado de jornadas lluviosas y tendrás a un turista contento.
O sea, no me gustó Buenos Aires? os preguntaréis. Ah! amigos, todo acá es una contradicción; a cada lado de un Mc Flouers hay una fascinante librería, tras cada cubo de basura tirado un bello edificio, el tango suena por encima de los pitidos del ansioso conductor y el aroma de un buen bife asado puede con la concentración de CO2, te intentan estafar con unas entradas de fútbol pero disfrutas del fabuloso ambiente de la Bombonera, te levantas en un desierto domingo y te sorprende un abarrotado mercado de San Telmo, un anodino paseo en autobús acaba en el estallido de color del Caminito de Boca, cruzas una infernal calle de 12 "pistas" y te relajas al otro lado en un impoluto jardín japonés y así podría seguir eternamente.
Una ciudad que ni se odia ni se ama, sino todo lo contrario.
Como diría un porteño: "Ché, esto es un quilombo, pero está lindo!