jueves, 6 de septiembre de 2007

Pantanal Brasileiro


Han sido muy pocos días en Brasil, un país que merecería un viaje completo por su heterogenia social y paisagística, pero del que me llevo sólo algunas pinceladas de su "joya de la corona" ecológica, El Pantanal. Y aunque esta zona está exenta de leyendas y fabulosas travesías como el Amazonas, su riqueza natural le es comparable y, además, está mejor protegida que la selva tropical.




En ruta hacia el Pantanal, más parece una lanzadera


Mi actual "prisa" me llevó a tomar un colectivo hasta Miranda, ciudad en la que pude disfrutar de mis dos auténticos días de verano; tocaba levantarse muy pronto para ver el espectáculo del amanecer, recorrer sus calles hasta el mediodía cuando el sofocante calor empujaba a comer algo ligerito y refugiarse en la sagrada siesta, bajo el ventilador claro. Cuando el sol deja de ser una auténtica amenaza es tiempo para la décima ducha fría del día, "arreglarse un poco" ( ejem!) y volver a la actividad: paseo para ver la puesta de sol, cervezita(s) en las terrazas y practicar un "poquinho" el portugués, más difícil de lo que parece! Y es que por aquí la gente es mucho más accesible, preguntan, sonríen, escuchan... pero claro, la barrera idiomática existe y uno no puede dejar de sentirse un poco estúpido tratando de imitar la suave cadencia melódica del habla brasileira, se hace lo que se puede!

Puesta de sol sobre el río Miranda

De nuevo al pedaleo, por suerte el Pantanal es una vasta llanura y no toca subir, porque con el asfixiante calor que hace sólo faltaba eso. Esta orografía y la catidad de lluvia que recibe entre diciembre-marzo hace que esté parcialmente inundada en época lluviosa y que perduren un montón de humedales ahora que no hay precipitaciones. Júntalo con calor todo el año y una extensa red fluvial y tienes la mayor reserva mundial de animales.

En cuanto a mamíferos destacan los grandes felinos como el jaguar y el puma, pero estos no se dejan ver con facilidad, hay un montón de monos, ciervos, capybaras ( un roedor gigante, nada que ver con las caipirinhas), osos hormigueros y un buen puñado más.

Capybara


Lo que quizás llama más la atención son los cocodrilos, aquí llamados jacarés. Hay muchísimos, se dice que entre 10 y 30 millones! y uno va tranquilamente con su bici (silbando la melodía de verano azul) y tiene a menos de 20 metros a un par de famílias de lagartos tomando el sol tan anchos, la verdad es que es bastante impresionante! Arriesgando mi vida, al estilo Steve, me acerqué a echarme la fotillo, ni que decir que estaba en posición de "listos" para correr y que sólo la milesima necesaria para la foto saqué el ojo de los bichos. Pero ellos, ni inmutarse.

Sudando la gota fría, los bichos están muy cerca...pero no me hacen ni caso!

Los locales me animaron a bañarme en el río, no es que faltaran ganas pero después de ver caimanes todo el día, sabiendo que hay piranhas y anacondas por ahí...pues uno casi prefiere el calor! Siempre detrás de ellos me dí el chapuzón, sin sacar el ojo de las aguas turbias, pero fresquitas!

Contrariamente a lo que yo esperaba, lo que más me fascinó fueron los pájaros. El surtido de tamaños, formas y colores es infinito, sus formas de volar, sus cantos, sus nidos atrapan la atención por largos ratos.


No parece gran cosa pero mide más de un metro!


Y en el lado negativo, como no, los insectos! moscas, tábanos, muchos mosquitos e infinitas hormigas, también de todos los tamaños y colores, hay una muy pequeña de cabeza roja y cuerpo oscuro que muerde como una perra! y se meten en todas partes, no importa que metas la comida en tres bolsas y la suspendas de una rama, a la vuelta estarán por ahí rondando!

30 segundos antes de echar la foto habían 3 enormes carroñeros dándose un festín...

Y el calor se hizo notar mucho en los días de bici, más que los sudores inagotables fastidia beber agua a 30ºc que evita deshidratarse pero no quita la sed, maldita sopa insípida!


Sigo sin entender la manía que tienen todos los bichos a los ciclistas, a la que me estoy acercando se piran todos, pájaros en las copas incluídos, mientras que a los que pasan en coche no les hacen ni caso, paran el carro, echan su foto tranquilamente y se van atronando. Si alguien tiene una explicación científica que me la diga, estoy indignado!


Y el amanecer, y yo, también sobre el Miranda.

Ya en el Pantanal Boliviano me dirijo hacia el Beni, zona selvático-amazónica de Bolivia donde voy a pasar un mes de voluntario, así que otro mes sin bici y otro mes sin internés!